jueves, 2 de agosto de 2007

El cobre de Chile y sus trabajadores

Como se sabe, el cobre sigue siendo un recurso gravitante en la economía chilena y esto es más que evidente con el espectacular resultado de las exportaciones chilenas, en donde un factor crítico ha sido el crecimiento de la economía mundial. Por ejemplo, en el 2005 y el 2006 destacan el desempeño de los países del Asia Pacífico que representan alrededor del 50% de las exportaciones de cobre de Chile y, particularmente, el dinamismo que continúa teniendo China, que incrementó su economía en 10,7% en 2006.

Las tasas de crecimiento de economías como la china han generado aumentos significativos en el precio de las materias primas, entre ellos el petróleo y el cobre que han permitido alcanzar máximos históricos. India, con un crecimiento del 8% en 2006, también ha sido un importante factor de crecimiento de las exportaciones chilenas.

Una forma de aquilatar el impacto del cobre en la economía chilena es observar el crecimiento de las exportaciones con y sin el cobre. Entonces, si el valor global de éstas creció en 47,1% en el 2006, al no considerar el cobre la tasa de expansión apenas llega al 15,2%, permitiendo que el cobre llegue a representar hoy por hoy el 56,6% del valor total exportado.

Esto necesariamente repercute en el precio del recurso. Según el último informe trimestral de Cochilco, entre enero y marzo 2007, el precio del cobre en la Bolsa de Metales de Londres (BML), entre comienzos de febrero y fines de marzo, comienza a repuntar producto de las fuertes importaciones de cobre refinado de China, provocando que el precio cerrara en 314,8 centavos de dólar por libra. Así también, el repunte del precio del cobre pareciera también estar influenciado por el mejoramiento del sector inmobiliario residencial estadounidense, cuyo debilitamiento afectó en forma importante la demanda de cobre de ese país durante el último trimestre del 2006.

En cuanto a las proyecciones para 2007, se sabe que es el crecimiento económico de los principales países consumidores de cobre que determinará el crecimiento de su demanda mundial para los próximos años. Este crecimiento seguiría siendo liderado por China, lo que se fortalecerá con el mayor dinamismo económico esperado de Alemania y Japón. Por otra parte, la demanda estadounidense de cobre se estabilizaría luego de la fuerte debilidad de los dos años anteriores. En consecuencia y, dada la dinámica de las economías importadoras de cobre, se espera para el 2007 un incremento de 5,3% en la demanda mundial de cobre refinado y de 4,9% para el 2008, muy superior al crecimiento del 2,2% observado en el 2006.

Este aumento en los precios y las buenas perspectivas futuras repercutirán positivamente en la tasa de rentabilidad tanto de Codelco como de las multinacionales que operan en la minería chilena del cobre.

Pero no sólo esto ha contribuido a incrementar las perspectivas del negocio, también lo ha hecho el incremento de la productividad laboral. Ésta ha pasado desde 35 toneladas por trabajador en 1987 a 78 toneladas en 1996 y a 135 en el 2006, lo que equivale a un incremento en la productividad de 285% en el período 1987/2006. Hoy en día, se produce mucho más cobre por trabajador contratado que hace 20 años atrás.

Es así que los trabajadores han contribuido de manera importante al negocio de la producción y exportación de cobre aumentando la productividad y no por ello las empresas han debido hacer frente a mayores costos laborales, muy por el contrario y gracias a la aplicación del sistema de subcontratación, los costos laborales se han reducido. En Codelco, por ejemplo, se ha producido una importante disminución de los trabajadores de planta pasando de 28 mil 500 en 1980 a los 17 mil novecientos en el 2006. Por su parte, los contratistas pasaron de mil cuatrocientos en 1989 a los 24 mil en el 2006, produciéndose una modificación estructural significativa en las relaciones de producción y entre el Capital y el Trabajo, así como -dado que Codelco es una empresa estatal- entre el Estado y el mundo de los trabajadores, haciéndose más capitalistas aún las relaciones de producción entre el Estado y el trabajo, lo que ha sido reconocido como uno de los primeros pasos en la dirección de flexibilizar el trabajo.

Si a lo anterior se añade que los trabajadores de las empresas contratistas y subcontratistas tienen remuneraciones que son sólo un 25% o menos de las remuneraciones que por trabajos similares obtienen los trabajadores de planta, y que las remuneraciones promedio mensuales de estos trabajadores se estiman en 250 mil pesos donde muchos perciben el salario mínimo, entonces, es entendible la rebaja de los costos salariales para las empresas mineras que explotan el cobre chileno. En consecuencia, un mejoramiento cuantitativo y cualitativo en las condiciones de los trabajadores, no puede verse como una restricción importante al éxito del negocio ni mucho menos una reducción de las potencialidades de desarrollo para Chile que se desprenden de las actividades de Codelco, a través del traspaso de fondos y recursos al Estado chileno.

Dados los antecedentes anteriores, tanto la creciente importancia del cobre en la economía mundial y su enorme significado para la economía chilena, así como la creciente precariedad en las condiciones sociales y laborales de los trabajadores chilenos, tanto al interior como al exterior de Codelco, se hacen necesarias importantes reformas políticas que permitan reorientar la actividad minera del cobre en función del desarrollo del país, como por ejemplo, la renacionalización del cobre.
Paulatinamente se ha ido abriendo el debate acerca del uso de los excedentes del cobre tanto de la minería privada como de Codelco. No es posible que en el 2006 las empresas multinacionales se hayan llevado 20 mil millones de dólares –equivalentes a 80% del presupuesto fiscal- mientras en Chile, los hospitales no tienen camas ni las salas de clase vidrios o escritorios. Es urgente que Codelco vuelva a controlar esta riqueza minera y asuma la responsabilidad de administrarlas en función del interés público.

Por otra parte, es preocupante el cada vez más reducido peso que tienen los trabajadores de planta de Codelco, los cuales hoy llegan escasamente a los 17 mil trabajadores, lo que se ve agravado por las dificultades crecientes para articularse eficazmente con el total de los trabajadores que operan en las divisiones de Codelco y en la minería privada del cobre. De allí que es urgente avanzar hacia articulaciones virtuosas y políticamente más sólidas entre todos los trabajadores del cobre, a fin no sólo de progresar en el mejoramiento de las condiciones sociales de todos los trabajadores de Codelco –incluyendo a los contratistas- sino también en el mejoramiento de las condiciones sociales y laborales de todos los chilenos.

El desarrollo de los pueblos cuesta caro y un país como Chile, no puede permitirse asegurar la rentabilidad del capital trasnacional antes que asegurar la buena vida de sus ciudadanos. Chile debe recuperar la autonomía sobre este crítico recurso nacional.

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Marcel Claude, economista

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